Poesías de Cecilia Ramirez (México)

Aquí estoy, abriéndome el pecho una vez más para dejarte entrar. Aunque eres de esas que con la boca no promete nada pero con los ojos me lo dice todo; aquí no hay marcha atrás, eres mía. Nunca nadie me había llevado al cielo y dejado caer al día siguiente, no puedo más decías; y yo casi a ras de suelo metía las manos para abrazarte y que no doliera el golpe, pues a fin de cuentas, eres tú la que me cura la espalda con besos después de haberla arañado. ¿Bailamos? Y yo digo que si siempre a sabiendas de que tu cuidas mis pasos. ¿lloramos? Y yo digo que si siempre porque contigo llorar es vaciarnos y estar listas para llenarnos de sonrisas nuevas. ¿Hacemos el amor? Y yo digo que no siempre, porque el amor esta hecho, pero aún así nos desnudamos y hacemos algo que el mundo no conocerá nunca. Quien dice que los poetas no pueden amar es porque no te ha contado los lunares de la cara, porque no te ha acariciado el cabello de ningún color y dejado la mano en tus hombros, porque no entrelazado los dedos con los tuyos y sentido el fin de cualquier guerra, si después de todo siguen afirmando que no te amo, quizá tengan razón, porque amar es una palabra corta en donde no cabe todo lo que (te) siento. Me gusta cuando dicen que estás a punto de romperme, y yo me suelto a carcajadas porque eso es lo que más deseo, que me hagas pedazos y después noche a noche, del invierno hasta verano, me construyas más cerca de tu corazón para que nadie intente separarnos. Caería mil veces si eres tu quien me da la mano, me haría amiga del insomnio si eres tu la causa, moriría más de 15 veces para que me abrazes tan fuerte que me traigas de vuelta y me beses el cuello cada madrugada. Yo no busco que resuelvas mi vida, busco que la vida se resuelva sola mientras cantas y te embriagas y yo te miro con lagrimas llenas de alegría porque eres y eres conmigo para renunciar al resto.